[ Pobierz całość w formacie PDF ]
.―Cada alto oficial lleva los suyos.El emperador los llama escoltas de honor y dice que aportan a la legión experiencias sobre las condiciones reales.En la práctica, están aquí para impedir que nadie salga del plan establecido.―¿O sea que, al fin y al cabo, la vida bajo el dictado del emperador no te resulta tan cómoda? Dime, ¿lo que te disgusta son las atrocidades del Dominio o sencillamente que no gozas de libertad para moverte sin hacer caso de los demás?Me agaché para clavar una estaca en el terreno y extraje de mi bolsa de supervisor un ovillo de hilo.No era el método más avanzado para realizar lo que Ithien me había pedido, pero a los esclavos no nos daban herramientas más sofisticadas.―Tengo más posibilidades de libertad de las que nunca he tenido ―dijo con frialdad―.De haberlo querido, habría seguido a tu hermano en lugar de la Asamblea.Te aconsejo que dejes de desperdiciar mi tiempo, no podemos estar hablando aquí para siempre.―¿Y entonces de qué quieres que hablemos? ¿Por qué Sevasteos y tú os comportáis de un modo tan estúpido con ese inquisidor? ¿Me dirás por fin qué es lo que está sucediendo aquí?―No lo sé ―respondió categóricamente―.La Inquisición tiene planes para este lugar que no nos han revelado ni a Sevasteos ni a mí.Fuimos enviados aquí para realizar algunas reparaciones menores que permitirían el desarrollo del lago, pero resulta que hay mucho más en juego.―¿Esperas que te crea? ¿El arquitecto imperial enviado aquí para trabajar en un proyecto tan patético como este?―El arquitecto ha caído en desgracia.No ha sido despedido, pero sí aislado en Selerian Alastre hasta que los consejeros del emperador se dignen volver a llamarlo.Como castigo por algo que le dijo al exarca debe trabajar durante un tiempo bajo las órdenes del Dominio.Por eso está de tan mal humor cuando tiene cerca a Amonis.Me pregunté cuánto habría de verdad en lo que me estaba contando.Era demasiado peligroso tomarse todo al pie de la letra, pero las mejores mentiras eran las más cercanas a la verdad, e Ithien era un político y lo sabía mejor que nadie.―Amonis busca cualquier excusa para acusar a Sevasteos de herejía y tú sabes lo que eso significa.Por lo que respecta a Amonis, es inconcebible que Sevasteos se muestre tan desdeñoso hacia él y los haletitas.Que Sevasteos detestase ser visto como un incompetente traicionero a por no requerir una inspección detallada no parecía habérsele ocurrido a Ithien.Y en caso de que Sevasteos fuese arrestado e interrogado, todos los demás seríamos sometidos a interrogatorio.Era la práctica habitual: si se encontraba un traidor en Haleth, por ejemplo, todos sus esclavos eran torturados ante la posibilidad de que su testimonio pudiese proporcionar pistas sobre las actividades de aquél.La tortura, me habían dicho, era obligatoria (no había ningún modo de que se aceptase la palabra de un esclavo si no era bajo tormento) y la condena estaba prácticamente asegurada.―Pero ¿qué podemos hacer contra Amonis? ―pregunté clavando una nueva estaca al alcanzar el punto donde el espolón giraba sobre sí mismo.Debía demarcar un rectángulo y un triángulo.Luego calcularía la altura.En mi bolsa había un ábaco, pero tenía los conocimientos suficientes para no necesitar para los cálculos más que espacio.Un oceanógrafo debía ser rápido con las operaciones, aunque mi dominio de las cifras más sencillas era a veces bastante inseguro.―Para eso os necesito.¿Puedo confiar en que valorarán su propio pellejo por encima de cualquier recompensa que crean que puedan obtener?¿Estaba loco Ithien? ¿Un oficial imperial dependiendo de la protección de sus esclavos contra la Inquisición? El asunto me olía fatal.―Creo que sí ―dije con cautela―.Pero ellos no confían en ti.Saben que has cambiado de bando y por eso no les resultas simpático.―Muy mal.―No te ayudarán si el riesgo es demasiado grande [ Pobierz całość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • coubeatki.htw.pl