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.Hemos explorado lo mejor que hemos podido con esta nave.Y hemos encontrado varios planetas carbonizados, con destructores, sin duda.Murbella no la corrigió, ni le dijo que esos planetas —mundos tleilaxu o Bene Gesserit, sin duda— habÃan sido destruidos por otras Honoradas Matres, no por el Enemigo Exterior.Murbella se adelantó con hastÃo, preguntándose si aquellas trece Honoradas Matres eran las únicas que quedaban en toda la nave.—Decidnos lo que sabéis de nuestro mutuo enemigo.Cualquier información nos ayudará a defendernos.—¿Defenderos? No es posible defenderse contra un enemigo invisible.—Aun asÃ, lo intentaremos.—¡Nadie puede plantarles cara! Debemos huir, coger lo que podamos para nuestra supervivencia y ser más rápidos que Él.Tú ya deberÃas saberlo.—Sus ojos amoratados se entrecerraron; el cristal roto de su expresión pareció más cortante—.A menos que no seas realmente una Honorada Matre.No reconozco a estas mujeres que te acompañan, ni su extraño atuendo, y tú tienes algo extraño… —Miró como si estuviera a punto de escupir—.Todos sabemos que el Enemigo tiene muchos rostros.¿Es el tuyo uno de ellos?Aquellas Honoradas Matres desconocidas se pusieron en tensión y saltaron sobre Murbella y las suyas.No conocÃan las superiores habilidades en combate de la Nueva Hermandad unificada, y estaban cansadas, heridas.Aun asÃ, la desesperación dio alas a su agresividad.Cuando el baño de sangre acabó, antes de que sometieran y mataran a las rebeldes, con la excepción de su capitana, habÃa cuatro camaradas de Murbella muertas en el suelo.Cuando quedó claro que sus compañeras iban a morir, la lÃder de las Honoradas Matres huyó por el muelle de amarre hacia un ascensor.Las Bene Gesserit que habÃa con Murbella estaban perplejas.—¡Es una cobarde!Murbella ya habÃa echado a correr hacia el ascensor.—No, no es una cobarde.Se dirige hacia el puente.Destruirá la nave antes que permitir que caiga en nuestras manos.El ascensor más próximo estaba dañado y no funcionaba.Murbella y varias hermanas corrieron hasta que encontraron un segundo ascensor que las llevó a toda velocidad hasta la cubierta de mando.La capitana podÃa destruir todos los registros de navegación y hacer estallar los motores (si es que seguÃan lo bastante operativos para responder a la orden de autodestrucción).No tenÃa ni idea de cuántos de los sistemas de la nave seguirÃan funcionando.Cuando Murbella, Doria y otras tres bajaron en la cubierta de mando, los dedos de la capitana repiqueteaban con tanta fuerza sobre los diferentes paneles que las yemas le sangraban.Los paneles de control estaban cortocircuitados, y despedÃan chispas y humo.Murbella la alcanzó en un instante, la agarró por los hombros y la apartó de los mandos.La mujer se arrojó contra ellas, pero con un único golpe, la madre comandante le partió el cuello.No habÃa tiempo para interrogatorios pausados.Doria llegó la primera al panel y con impetuosidad arrancó los paneles con las manos y desconectó asà la consola.Después, se los quedó mirando, incapaz de detener el daño que ya se habÃa iniciado.Los extintores sofocaron los fuegos eléctricos.Expertas Bene Gesserit examinaron los sistemas de control mientras Murbella esperaba, preocupada por la posibilidad de que la nave estallara.Una de las hermanas levantó la vista de uno de los puestos de navegación.—Secuencia de autodestrucción interrumpida con éxito.La capitana ha destruido la mayorÃa de registros, pero he podido recuperar un grupo de coordenadas del exterior del Imperio Antiguo… el último lugar adonde viajó esta nave antes de huir hasta aquÃ.Murbella tomó una decisión.—Debemos averiguar lo que podamos sobre lo que ha pasado allÃ.—Aquel misterio llevaba años carcomiéndola—.Mandaré naves de reconocimiento a que exploren las coordenadas.Después de lo que ha pasado aquÃ, no quiero que nadie vuelva a insinuar que son imaginaciones mÃas cuando digo que un Enemigo viene a por nosotras.Si el Enemigo se ha puesto por fin en marcha, tenemos que saberlo.18Ingenuamente, las Honoradas Matres creen tener la lealtad de sus tleilaxu perdidos esclavizados.En realidad, muchos de estos tleilaxu procedentes de la Dispersión tienen sus propios planes.Como Danzarines Rostro, nuestra misión es arruinar las maquinaciones de todos ellos.KHRONE, mensaje a los Danzarines RostroIncluso para los estándares de un tleilaxu perdido, el laboratorio construido sobre las cenizas de Bandalong era primitivo.Uxtal solo contaba con el material más básico, sustraÃdo de instalaciones abandonadas utilizadas en otro tiempo por antiguos maestros, y era la primera vez que le encargaban un proyecto tan complejo
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